No sé porqué me pasa siempre lo mismo a mi. Siento que tengo muy mala suerte…
Ya no sé como decirle las cosas, he probado de todo, pero no cambia y sinceramente ya me canse de hablar.
No sé da cuenta todo lo que hago por él… si tan sólo pudiera entrar en su cabeza para entender su mundo.
Has escuchado frases como esas entre las personas que nos relacionamos en nuestra vida, seguramente que sí, y hasta me atrevería a decir que alguna vez también nosotros mismos nos hayamos sentido de esa manera.
Esto que les describo es bastante común tanto en las personas, no importa que seas hombre o mujer, tampoco la edad que tengas, ni la etapa en la que te encuentres viviendo. Frases similares a las que te mostré es común escucharlas.
Quiero explicarles que existe un modelo psicológico que lo explica muy sencillo y fácil. Este viene del Análisis Transaccional, modelo creado por el Dr. Karpman, que nos explica que las personas a veces entramos en *juegos psicológicos* en nuestras interacciones con los demás, en la cual adoptamos un rol de manera inconsciente.
Este modelo me gusta enseñarlo en mis presentaciones, ya que es sencillo de entender y bastante revelador para muchos. En Gestión emocional buscamos que las personas logren interiorizar este modelo y asumir responsabilidad sobre cada rol para evitar entrar en este juego psicológico que es contraproducente en nuestras relaciones con otras personas.
Permítanme describirles, vamos a imaginarnos un triángulo invertido, en cada uno de los vértices se encuentra un rol. En el vértice inferior se encuentra el Rol de la Víctima, y el los vértices superiores se encuentra el Rol del Salvador y el Rol del Perseguidor. Si te adelanto que ningún rol es saludable, a continuación te cuento en qué consiste cada uno.
El Salvador: Son las personas que inconscientemente creen que deben salvarte, rescatarte del peligro y evitarte el dolor, se alimentan de saber que están siendo útiles para las personas que ellos creen que los necesitan, solucionándoles sus problemas, inclusive sin que se lo pidan, y descuidan su propia vida y sus asuntos personales por estar enfocado en los problemas de los demás. Tiene una posición existencial “Yo estoy bien / tú estás mal”
El Perseguidor: Son personas que buscan inconscientemente castigar, minimizar, lo que otros hacen, constantemente está criticando y buscando el error. Se alimenta de una sensación de falso poder y autoridad sobre sus víctimas. Tiene una posición existencial “Yo estoy bien / tú estás mal”
La Víctima: Son personas que se buscan que los compadezcan, que se están quejando todo el tiempo de las cosas que les sucede, no asumen responsabilidad y por el contrario la desvían a otras personas, cosas o sucesos. Ellos buscan constantemente un salvador para sus problemas. Tiene una posición existencial “Yo estoy mal / tú estás bien”
¿Te identificas con alguno de estos 3 roles?
Suele pasar que podríamos estar jugando un rol de manera predominante, sin embargo, también hay casos que las personas personifican los tres roles como veremos en el siguiente ejemplo:
“Manuel es Jefe de departamento, suele gritar y dirigir a su equipo de trabajo a través de la autoridad y el miedo. Le gusta observar los errores de sus trabajadores y suele amenazarlos con quitarles su bono y hasta despedirlos cuando se equivocan. Sin embargo, en su vida fuera del trabajo suele involucrarse mucho con sus amistades, es de los que pueden dejar de hacer todo por ayudar cuando tienen un problema, muchas veces sin que se lo pidan se ha amanecido ayudando a sus amigos en algún trabajo o escuchando a sus amigos.
Sin embargo, no está feliz con su pareja, ya que siempre está contándole a todos que ella no lo entiende, que no se da cuenta que él sólo es un buena amigo, siente que no lo comprende y que ella le exige pasar tiempo con ella y lo ha amenazado con dejarlo si no cambia”.
En este ejemplo podemos ver como Manuel pasa de Perseguidor en el trabajo, a Salvador con sus amigos para finalmente terminar como Víctima con la pareja, pero estos roles son en diferentes aspectos de su vida. Es muy posible pasar de rol a rol inconscientemente.
Espero que no sea el caso de ninguno de ustedes, pero si es así tranquilo aquí podemos enseñarte algunos tips.
¿Cómo abandonar este triángulo?
Te advierto que es posible dejar de repetir estos roles y liberarnos finalmente de ellos, pero puede ser trabajoso, todo depende de ti.
Lo primero, es identificar en qué rol suelo adoptar (salvador, perseguidor o víctima), para que luego podamos comenzar a identificar las veces que las repito y llevar el control de la cantidad de veces, es la única manera de hacerlo consciente. Así ya estaremos preparados para ir al siguiente paso.
Una vez que he identificado y registrado las veces que me sucede, empieza el proceso de trabajar en las creencias que están detrás, ¿qué hace que no puedas controlarlo? ¿dónde aprendimos este rol? ¿qué nos hace sentir? ¿qué ganamos? ¿qué perdemos?. La finalidad es comprender las razones que le dan el sustento al porque lo sigues haciendo.
Luego de la fase de las creencias y toma de conciencia, inicia el proceso que cuesta más a las personas, “dejar de entrar en el rol, decidir no jugar más el juego”, entender que no te corresponde más asumiendo el 100% de responsabilidad sobre tus pensamientos y emociones.
Todo este proceso lo puedes hacer guiado con la ayuda de un especialista.
Algunos tips que te ayudarán a desprenderte:
Perseguidor:
- Piensa que todos somos diferentes, nadie tiene que pensar, sentir ni hacer las cosas como tú las harías.
- Empieza a reconocer el buen trabajo y si ves un trabajo que puede mejorar, reconoce el esfuerzo y preocúpate por enseñar antes de castigar.
Salvador:
- Sólo ayuda a las personas si te lo piden.
- No olvides que las personas cuentan con los recursos para poder resolver sus asuntos.
- Antes de ofrecer tu ayuda, piensa en que estas dejando de hacer por ayudar.
- A veces ayudas mucho más a las personas, no dejando que ellas mismas resuelvan sus problemas.
Víctima:
- Detecta todas las excusas, justificaciones, evasivas que das para dejar de hacerte cargo de ti mismo.
- Trabaja mucho en tus fortalezas, tu confianza, tu autoestima.
- La vida empieza cuando asumimos 100% de responsabilidad sobre nosotros mismos, aunque eso signifique afrontar nuestros miedos y creencias limitantes.
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